Según un artículo publicado en Uppers, cada español puede engordar cuatro kilos durante el confinamiento por el coronavirus. Abusar de alimentos procesados, snacks y bollería durante la cuarentena, junto a la reducción de actividad física, provoca el aumento de peso y pone en riesgo la salud.
El hecho de estar en casa durante este largo periodo de tiempo nos puede llevar a una sensación de ansiedad por el confinamiento. Y esa percepción, a su vez, puede provocar el hecho de estar picoteando de forma constante y, normalmente, con alimentos nada saludables», pues se recurre a alimentos ultraprocesados, con azúcares refinados y conservantes que producen una falsa sensación de felicidad en el cerebro.
Al inicio del confinamiento el papel de baño fue el producto estrella de la cesta de la compra. En la última semana de cuarentena el vermut ha doblado sus ventas en supermercados. En el caso del vino, sus compras han aumentado un significativo 31%. También las cervezas y destilados experimentan un crecimiento cercano al 20%, mientras que la bebida de malta sin alcohol ha descendido notablemente. Siendo los otros grandes favoritos los aperitivos. El consumo snacks salados han aumentado un 42% y el de las palomitas se ha duplicado. Una vez más entendemos que el consumo de estos alimentos va ligado a nuestras emociones, "La ansiedad y nuestras emociones están totalmente ligadas a la forma en la que comemos. Celebramos los momentos felices comiendo al igual que los momentos duros y difíciles. El problema es cuando la comida acaba siendo nuestra única herramienta para aprender a gestionar estas emociones”