El desayuno es clave a la hora de prevenir la obesidad de las niñas y niños. El objetivo sería promover hábitos alimenticios saludables desde la infancia y, para ello, empecemos por el desayuno, ya que todos los expertos coinciden en la importancia de la primera comida del día en el ámbito de la prevención.
Es preocupante que el 8% de los niños españoles acudan al colegio sin haber desayunado. Se ha demostrado que la prevalencia de obesidad es superior en aquellas personas que toman un desayuno escaso o lo omiten. Además, para el 19,3% de la población infantil y juvenil (1-24 años, ENS 2003) el desayuno consiste únicamente en un vaso de leche, mientras que para el 56% el vaso de leche se acompaña de algún hidrato de carbono (pan, galletas, etc.). Sólo un 7,5% de los niños toman un desayuno equilibrado compuesto por leche, fruta o zumo e hidratos de carbono.
Las prisas por llegar a la escuela y la somnolencia de los primeros momentos de la mañana, en ocasiones impiden realizar la primera comida del día correctamente, lo que puede provocar una disminución de la atención y del rendimiento en las primeras horas de clase. La familia debe tratar de organizar su tiempo para que el escolar pueda disfrutar de un buen desayuno.
El desayuno es una de las tomas del día más importante y debería cubrir, al menos, el 25% de las necesidades nutritivas del escolar. El aporte energético del desayuno es de gran importancia, ya que permitirá lograr un adecuado rendimiento tanto físico como intelectual, en las tareas escolares y en el trabajo diario. El desayuno admite una oferta de alimentos variada, pero para que tenga las mejores cualidades nutricionales debe incluir: un lácteo (un vaso de leche, un yogur, queso de cualquier modalidad); un cereal (preferiblemente pan, pero también copos de cereales, galletas, magdalenas, bizcochos,…); una grasa de complemento (preferentemente aceite de oliva, pero sin denostar la mantequilla, margarina…); una fruta o su zumo (cualquier variedad en estación y zumos naturales diversos); mermeladas, miel y, en ocasiones, jamón u otro tipo de fiambre.