Debido a que la pérdida de peso mediante cambios en el estilo de vida puede ser difícil de mantener a largo plazo, las personas que reciben tratamiento para la pérdida de peso, deben tener, además del acceso a apoyo continuo con nutricionistas y psicólogos, opciones terapéuticas adicionales si es necesario, que incluyen el tratamiento farmacológico.
Los patrones de alimentación que se basan en dietas mediterráneas pueden ser útiles para las personas con sobrepeso u obesidad con prediabetes mediante planes dietéticos que contemplen alimentación baja en calorías y con bajo contenido en grasas. La calidad general de los alimentos consumidos en la dieta mediterranea son: Aceite de oliva, alimentos vegetales (verduras, hortalizas, frutas, legumbres y frutos secos), Cereales con contenido en fibra (pan, pasta o el arroz), productos lácteos (yogurt , queso), carnes consideradas magras como el pollo, la pechuga de pavo, la ternera o el conejo, todos ellos tienen habitualmente menos del 10% de grasa total, huevos, pescado y un consumo de 1,5 a 2 litros de agua.
La dieta mediterránea representa mucho más que una simple pauta nutricional, ya que recoge recetas, formas de cocinar y ejercicio físico. Si bien existen patrones de alimentación saludables que deben fomentarse, existe una cierta evidencia de que determinados componentes de la dieta afectan a un mayor riesgo de diabetes tipo 2, como son las carnes rojas y las bebidas azucaradas se asocian con un mayor riesgo de diabetes tipo 2.
Una conclusión aportada es que los planes de pérdida de peso con cambio de hábitos, que incluye un plan de comidas reducido en calorías y actividad física, es de suma importancia para las personas con alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que tienen sobrepeso u obesidad. Estos planes pueden contemplar el refuerzo del cambio de conducta con el apoyo continuo necesario.
Fuente: Diabetes Care 2019 Jan; 42 (Supplement 1): S4-S6. https://doi.org/10.2337/dc19-Srev01 Summary of Revisions: Standards of Medical Care in Diabetes—2019