... y otros mitos sobre la comida que no debes creer
Solemos culpar a los transgénicos, la soja, el gluten o el café de nuestros problemas de salud. La obsesión por la novedad y el alarmismo en Internet, el titular parcial, las generalizaciones, las dietas restrictivas o ciertos pseudoanálisis pueden determinarnos a eliminar de la dieta ingredientes o alimentos sobre los que se siembra el pánico. Los transgénicos, la soja, el gluten, el café o los edulcorantes son algunas de las víctimas calificadas como los “culpables secretos de nuestros problemas de salud”.
El rechazo o la exclusión que genera la publicidad negativa vertida sobre ellos procede habitualmente de malentendidos a pesar de que esos alimentos supuestamente horribles no son “malos” en absoluto y, a menudo, hay décadas de evidencia científica para probar su seguridad.
Salvo los productos procesados, que deberían ser el objetivo a eliminar de toda dieta (especialmente aquellos que siendo aparentemente inocuos van acompañados de cantidades excesivas de azúcar o sal), podemos consumir todo tipo de alimentos.
Si eliminamos estos productos nocivos, podemos consumir de todo sin pensar en detalles mínimos: casi todos los alimentos tienen componentes beneficiosos para algunas cosas y perjudiciales para otras, pero no por ello debemos convertirlos en superalimentos o denostarlos.
Salvo patologías, no hay motivos para eliminar ningún alimento de la dieta. Lo que si debemos tener en cuenta es que, salvo las frutas y verduras, que podemos consumir todos los días de nuestra vida sin consecuencias adversas, debemos consumir sin excesos; todo alimento es dañino con una ingesta desorbitada y de ahí se pueden extraer también análisis sesgados.