El calor y el frío son propiedades físicas opuestas. Ambas inciden en los alimentos. El calor acelera el metabolismo y el frío lo retrasa. Por ejemplo, sabemos que el calor madura con rapidez la fruta, lo cual favorece el crecimiento de bacterias, hongos y así se inutiliza para su consumo. Los microorganismos son seres vivos. Con el calor se reproducirán a velocidad inusitada y convertirán un alimento inocuo en un producto peligroso. Tome nota, hay que conservar los alimentos correctamente y no olvidar que la apariencia no basta: un alimento puede estar en mal estado y no parecerlo.