Quizá no todo el mundo ha tomado consciencia del papel protagonista que tiene la alimentación en su estado de salud. A pesar de que esta idea no está suficientemente arraigada en la población, lo cierto es que desde hace varias décadas las investigaciones han establecido una correlación entre el desarrollo de ciertas enfermedades y la dieta, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares.
En una de nuestras entradas pasadas en nuestro blog hablamos sobre el hedonismo en la alimentación y como éste contribuye a generarnos una sensación de placer. La búsqueda del placer a través de los alimentos nos ha convertido en uno de los blancos de las empresas alimentarias para aumentar su cuenta de resultados.
En ocasiones operamos a una persona con asma y, con la pérdida de peso mejoran sus crisis asmáticas y su función pulmonar.
Según el estudio audio publicado en un estudio publicado en el 'European Respiratory Journal’, las personas con obesidad también pueden acumular grasa en los pulmones del mismo modo que la grasa se acumula en otras partes del organismo.
El hedonismo es una doctrina de la filosofía que considera al placer como la finalidad o el objetivo de la vida. Los hedonistas, por lo tanto, viven para disfrutar de los placeres, intentando evitar el dolor.
El hambre hedonista es la que se refiere a la ingesta de comida por placer y no por necesidad y que activa una parte del cerebro distinta a la que activa el hambre fisiológica para generar una sensación intensa de placer. Esta sensación estaría provocada por la ingesta de productos ricos en calorías y es la misma que provoca algunas drogas o comportamientos compulsivos.
La obesidad tiene una etiología múltiple, es decir, son muchos los factores que inciden en su génesis. Los más relevantes son la sobrealimentación, la falta de actividad física, la etnia y genética personal, algunas patologías y las horas de sueño nocturno. Sabemos que la falta de sueño tiene un impacto negativo en el bienestar físico y emocional de las persona, y también se ha descubierto que tiene estrecha relación con la obesidad tanto en niños como en adultos.
El apetito y la saciedad es una cuestión fisiológica y en su aparición entran en juego diferentes hormonas del sistema digestivo. Tras la intervención aumentan hormonas que reducen el apetito y se reducen aquellas que provocan mayor sensación de hambre con lo que se inhibe el deseo de comer.
Los pacientes con obesidad presentan una afectación de la imagen corporal como consecuencia del exceso de peso y el acúmulo de grasa. Cuando un paciente decide someterse a cirugía de la obesidad tiene que tener en cuenta que aparecen cambios físicos que, generalmente, son muy positivos y se acogen con satisfacción.
Hay algunos periodos del año más propensos para plantearse un plan de adelgazamiento. Es el caso de septiembre, un mes en el que gran parte de los españoles decide comenzar una dieta, pero tan solo un 5% de ellas tiene éxito. Esto se debe a que en las vacaciones de verano se suele engordar entre 2 y 4 kilos a causa del sedentarismo y la mala alimentación.
La idea de que los genes de la obesidad se heredan está bastante extendida. No obstante, conviene aclarar que la predisposición genética a ganar peso en determinadas personas tiene un papel menos relevante de lo que se piensa. De hecho, en enfermedades metabólicas como la obesidad intervienen múltiples factores que la condicionan y que también pueden ayudar a prevenirla.
La repetición de dietas ‘exprés’ varias veces al año puede alterar la función del tiroides, dando lugar a un hipotiroidismo, intolerancia a la glucosa debido a la resistencia a la insulina, estado previo a la diabetes y en las mujeres alteraciones en la mestruación con faltas de regla y los consiguientes problemas reproductivos
Estos son los que más beneficios reportan a la salud al corto y largo plazo, según I-Min Lee, profesora de Medicina de Harvard.
Un buen control de los pacientes previene ante casos de abuso de sustancias tras el quirófano.
Los expertos reclaman reforzar el abordaje psicológico de los pacientes de cirugía bariátrica con más especialistas y un seguimiento intensivo tras el postoperatorio. “Las horas que tenemos de psicólogos son a cuentagotas.
La cirugía bariátrica es una terapia de éxito contra la obesidad, pero en algunos pacientes falla y vuelven a engordar. Los expertos apuntan a factores emocionales.
Ana Soteras - Comer compulsivamente cuando sufrimos ansiedad; compensar la tristeza con dulces; asaltar el frigorífico y darnos un atracón…Conductas emocionales que influyen en el sobrepeso y la obesidad. Una dieta no es suficiente para bajar de peso si no se tratan también las emociones.
Aprender a escuchar las señales de apetito y saciedad que manda el cuerpo es clave para elegir los mejores alimentos, controlar las raciones y gozar de la máxima libertad a la hora de comer.
Cuanto más sana sea tu alimentación, mejores serán tus notas. Así lo revela un estudio realizado en 2010 con casi 1.000 alumnos de la Universidad de las Islas Baleares, publicado en la revista Public Health Nutrition.
Ana Soteras - Crisis de pareja, estrés laboral, inseguridad social, falta de autoestima… problemas de la vida cotidiana que en menor o mayor grado nos desequilibran al hacernos sentir emociones negativas.
¿Desayunar como un rey? ¿Morir por mezclar leche y fruta? El refranero español no siempre acierta en el campo de la nutrición.
Toda esa artillería pesada desplegada apunta exclusivamente al sector femenino de la sociedad
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